Comunicado de Prensa: OTRA “NUEVA” REFORMA, SIN TENER EN CUENTA A LA COMUNIDAD EDUCATIVA

Aún no se ha adaptado la ESO ni la FP a la Ley de Economía Sostenible de marzo de 2011, pero el nuevo gobierno ya anuncia otro cambio legislativo. LOCE, Ley de FP, LOE, Ley de Economía Sostenible han modificado el sistema educativo en 8 años. La comunidad educativa está cansada: quien llega, reforma, y los problemas de fondo permanecen.

            El diseño de la Educación Secundaria que se vislumbra – reducción de la ESO, ampliación del Bachillerato y reforma de la FP- no solo plantea serios problemas organizativos y pedagógicos, sino que pretende un cambio estructural del modelo de escuela. Las medidas, aparentemente solo reorganizativas, supondrán la creación de itinerarios tempranos que derivarán al alumnado con 15 años a la FP o al bachillerato, lo que es, en la práctica, una escuela segregada y una educación segregadora. Además, la anunciada reforma de la FP apuesta claramente por una formación regida por las demandas empresariales, mientras se abandonan las competencias de desarrollo humano y cultural que hasta ahora ha tenido.

            Y tan importante como lo que se anuncia es lo que se calla. Hay un clamoroso silencio sobre las medidas para integrar y apoyar a los grupos excluidos, o con riesgo de exclusión, por razones económicas o al alumnado con necesidades educativas específicas. No sabemos qué pasará con los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), con la diversificación curricular, con los desdobles, etc. 

            Tampoco podemos ignorar que con los cambios propuestos se abre la puerta a los conciertos con la empresa privada, tanto para el Bachillerato como para la FP, lo que  supondrá un importante desvío de recursos desde los centros públicos a los privados-concertados. Ello explica el apoyo entusiasta que la patronal de estos centros ha dado al anuncio de la medida.

            En el mismo sentido de buscar apoyos y hacer guiños a la derecha económica e ideológica – en este caso, también a la jerarquía católica-, interpretamos el cambio de Educación para la Ciudadanía por Educación Cívica y Constitucional. Este cambio, que no es una medida destinada a la mejora de la “calidad” de la enseñanza, indica la apuesta del ministro por una educación que ignore la realidad multicultural, donde conviven diversas identidades sexuales y distintos modelos de familia. Mientras se justifica el cambio en evitación del adoctrinamiento ideológico en los centros educativos, con absoluto cinismo se defiende la permanencia de la asignatura de religión católica en el currículo.

            En cuanto a los estudios universitarios, tras el tremendo fracaso del Plan Bolonia y el rechazo de la comunidad universitaria, el anuncio de crear un Consejo de Expertos de Alto Nivel para que en seis meses realice un diagnóstico de la situación y proponga líneas de actuación parece más bien un modo de aludir a estos estudios intentando que no se note la vacuidad de la propuesta.

            En otro orden de cosas, se propone una carrera profesional del profesorado, unida a la correspondiente rendición de cuentas, lo que apenas disimula el intento de someter al profesorado y a los centros educativos a métodos de gestión de corte empresarial, que ya se están revelando nefastos en otros campos profesionales, como el sanitario.

            En definitiva, estos cambios estructurales, que se postulan como novedosos, de realizarse, convertirían la educación en un instrumento de reproducción y consolidación de un orden social jerárquico e injusto, y no en un instrumento equilibrador de las desigualdades y transformador de la sociedad.

            Es necesario un análisis serio y compartido de las necesidades actuales del sistema, donde los/las profesionales de la educación debemos y tenemos mucho que decir.