NO a que los niños refugiados tengan que ejercer actividades de trabajo infantil
168 millones: este es el abrumador número de niños y niñas víctimas del trabajo infantil en el mundo. La dimensión de esta cifra significa que toda la actividad económica, de la agricultura a la manufactura, de los servicios a la construcción, corre en algún momento el riesgo de incluir la presencia del trabajo infantil. Esta es la razón por la que los empleadores, conjuntamente con los sindicatos y la inspección del trabajo, deben mantenerse vigilantes para velar por que el trabajo infantil no esté presente en las cadenas de suministro. Aun cuando la mayor parte del trabajo infantil tiene lugar en la producción para los mercados nacionales, también hay niños/as trabajando en la producción de bienes y servicios para la exportación.
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil 2016 se centra en el trabajo infantil existente en las cadenas de suministro. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el trabajo infantil tiene lugar esencialmente en la economía rural e informal, en las zonas donde los sindicatos y las organizaciones de empleadores suelen no tener fuerza o ser inexistentes. La inadecuación de los sistemas educativos también aumenta el riesgo de la presencia de trabajo infantil, por lo que los gobiernos deben intensificar sus esfuerzos para ofrecer una educación pública gratuita y de calidad para todos.
La IE promueve iniciativas con los Gobiernos de Mali y Uganda encaminadas a mejorar la formación de los/as docentes a fin de aumentar la calidad de la educación, impidiendo así el abandono escolar y el trabajo infantil. Los programas de desarrollo de capacidades de la IE en Nicaragua y Zimbabue también se orientan a dar formación a los/as docentes para su transformación en agentes del cambio. Decenas de niños/as víctimas del trabajo infantil ya han vuelto a la escuela en estos países.
El Secretario General de la Internacional de la Educación (IE), Fred van Leeuwen, señala que “Otra gran preocupación de la IE es el número creciente de niños/as refugiados víctimas del trabajo infantil, la prostitución o el matrimonio precoz en países de acogida como Líbano, Jordania o Turquía”. Observa que, debido a la migración, los conflictos y las crisis, decenas de miles de niños/as, incluidos los niños/as refugiados, se ven privados de una educación de calidad. Muchos de ellos se ven forzados a efectuar actividades de trabajo infantil para sobrevivir.
Destacando la Declaración de Brasilia 2013 de la ONU sobre el trabajo infantil, van Leeuwen hace hincapié en la necesidad de promover el trabajo decente; educación gratuita, obligatoria y de calidad para todos los niños/as; y la universalización progresiva de la protección social. Asimismo, pide la participación en el diálogo social en pos de condiciones de trabajo decente y una formación y desarrollo profesional de calidad para los/as docentes y demás personal de los servicios sociales.
“La erradicación del trabajo infantil, así como la garantía de una educación de calidad y condiciones de trabajo decente para los adultos, son metas fundamentales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por la ONU en septiembre de 2015. En particular el ODS 4, destinado a asegurar una educación de calidad y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”, añade van Leeuwen.
En la medida en que el trabajo infantil no solo priva a los niños/as de su derecho a la educación y a la protección contra la explotación, sino que también tiene consecuencias importantes para el desarrollo de los países, su erradicación completa es una cuestión importante que incumbe tanto al desarrollo como a los derechos humanos, señala.
Fred van Leeuwen observa que los Estados han dejado de realizar una contribución económica a la educación a través de la ayuda al desarrollo o la han reducido drásticamente, pese a sus promesas. Por ende, la IE ha pedido a la Comisión para el Financiamiento de Oportunidades Educativas Globales velar por que todos los niños/as del mundo asistan a la escuela y se encuentren en situación de aprendizaje. Para ello se requiere la asignación de 39 mil millones de USD anuales de 2015 a 2030, importe estimado por la UNESCO para la financiación sostenible de la educación global. En septiembre de 2016, la Comisión presentará sus recomendaciones al Secretario General de la ONU.