Tras las dos primeras semanas lectivas de este año, en plena 6º ola de la pandemia con la variante “ómicron” como protagonista y teniendo en cuenta las informaciones recabadas en centros de distintas zonas de la provincia de Sevilla queremos trasladar a todo la comunidad educativa que rechazamos las palabras acerca de la “absoluta normalidad” en los centros educativos que el Consejero de Educación, Javier Imbroda, pronunció apenas 4 horas después de que se abrieran las aulas por primera vez este año, después de las vacaciones navideñas. Se basaba en una ridícula cifra de bajas entre el profesorado (0,87%) que, a su vez, estaba basada de peticiones de sustituciones por parte de los centros ese día y hasta esa hora, sin tener en cuenta que solo el primer día la jornada se alarga hasta las 15h y que, en muchos institutos hay turno de tarde. A lo largo de la jornada lectiva la cifra de peticiones de sustituciones creció muy por encima de lo afirmado por el consejero. Los motivos de nuestro rechazo se basan en las siguientes observaciones:
- No tiene en cuenta el consejero que las peticiones de bajas por parte del profesorado se está viendo influida por el colapso que está sufriendo la atención primaria en toda la provincia, que produce retardo en todos los procedimientos de este tipo. Muchas de las bajas producidas aún no habían sido notificadas ese día por este motivo.
- Tampoco tiene en cuenta que las ausencias en los centros educativos ese día y las de toda la semana pasada se han producido, no solo por las bajas que se han solicitado, también hay ausencias provocadas por el covid que no se traducen en bajas, como las de quienes sufren dolencias del proceso de vacunación o las de quienes tienen que pedir permiso para cuidar de sus hijos que han dado positivo en los test de antígenos o de padres hospitalizados. Si a eso se le suman las jubilaciones que no han sido cubiertas esta semana encontramos que en muchos centros de la provincia de Sevilla las ausencias justificadas de profesorado han sobrepasado el 10% de su plantilla y en algunos han llegado al 25% en la primera semana.
- Hemos comprobado que la cobertura de bajas dista mucho de ser efectiva con el “procedimiento de llamada telefónica”; por otra parte, no hay ninguna excusa para que las sustituciones por jubilación (que se conocen con mucha antelación) aún no estén cubiertas en muchos casos. Pero lo peor es que debido a los cálculos, voluntariamente erróneos de la consejería en su obcecación por la “absoluta normalidad”, aún hoy hay muchas bajas sin cubrir pese a la adjudicación de sustituciones y vacantes de ayer por el proceso informatizado, que ha resultado muy corta.
- En la segunda semana el número de bajas entre el profesorado ha vuelto a subir, en sintonía con el crecimiento de la ola de la pandemia covid, sin que aún se hayan cubierto en su totalidad las bajas de la semana anterior.
- La situación en el interior de las aulas es de una tremenda sobrecarga para el profesorado que acude a los centros debido al gran número de sustituciones del servicio de guardia que se tienen que cubrir o a la atención de varios grupos a la vez por parte del mismo profesor o profesora en muchos colegios
- A día de hoy lo “absolutamente normal” es que cada alumno o alumna de nuestra provincia, sobre todo en las grandes poblaciones, conozca al menos a una persona de su clase que no acude al colegio o instituto porque ha dado positivo en covid.
- La necesidad de profesorado de refuerzo es palmaria. Mientras desde la Consejería de Salud se predicen cifras de hasta el 80% de contagios en la población para febrero, nuestra Consejería no se mueve del la ridícula afirmación del “casi el 100% de los centros educativos está libre de Covid”, que solo le sirve provoca que el alumnado y profesorado que aún está en los centros esté agotado y desconcertado ante este incomprensible maltrato.
Por todo lo anterior, la “absoluta normalidad” en la que se obceca nuestra Consejería de Educación, que parece trasladar la idea de que los centros educativos son una especie de santuarios inmunes en los que las distintas variedades del covid resultan repelidas, no es más que una quimera que solo le sirve a la consejería para no tomar ni una sola medida más para paliar lo que verdaderamente ocurre dentro de los centros educativos
En lo que concierne a nuestra actividad, anunciamos que seguiremos con nuestras habituales visitas a los centros a requerimiento de nuestra militancia o de las directivas, pero seleccionaremos meticulosamente las visitas concertadas con las directivas o los departamentos de orientación en la provincia de Sevilla hasta que remita la 6º ola de esta pandemia debido, por una parte, a los vanos intentos de esta primera semana en las que nos trasladan, de forma absolutamente comprensible, que “no es buen momento” para atendernos y, por otra, a que varios de nuestros delegados y delegadas padecen el covid.
Además, hemos registrado en nuestra Delegación Provincial un requerimiento para que se tomen las medidas oportunas para hacer llegar a todo el profesorado mascarillas FFP2 y que se dote a todos los centros de mascarillas suficientes para tener un remanente para el alumnado que las necesite. Ni siquiera un correcto reparto de mascarillas ha tenido en cuenta la Consejería con su “absoluta normalidad”
En definitiva, si ya denunciábamos la falta de normalidad en la evolución del sistema educativo y en las políticas de nuestra Consejería antes de la pandemia, mucho menos podemos asumir esta “absoluta normalidad” de ahora. Lo que para nuestro sindicato en la provincia de Sevilla sí será absolutamente normal será la preocupación por la supresión de clases con la consiguiente supresión de empleo, evitar la masificación en las aulas con la reducción de alumnos por clase, los procesos de estabilización del personal interino, la palmaria falta de recursos para los departamentos de orientación, la falta de una atención adecuada al alumnado con necesidades educativas especiales o la regresión que está sufriendo el sistema educativo, aunque ahora, por la negligencia de la Consejería, tengamos que dedicarle mucho tiempo a las consecuencias que tiene esa negligencia en personas, con nombre y apellidos, que la están sufriendo.