Desde USTEA queremos hacer un reconocimiento público al conjunto del profesorado andaluz por su labor durante este confinamiento, forzado por las medidas del Gobierno para combatir la pandemia causada por el COVID19, y mostrar nuestro agradecimiento por su especial entrega y dedicación en la tarea de mantener en pie un proceso educativo en circunstancias tan excepcionales.
Desde el primer instante el colectivo docente ha procurado atender las necesidades educativas del alumnado como mejor ha sabido y ha podido, utilizando sus propios recursos en cuanto a medios tecnológicos y conexiones a la red, extendiendo la jornada laboral más allá de cualquier horario fijo o día de la semana, tratando especialmente de no dejar al margen al alumnado más vulnerable, potenciando las relaciones familiares, adaptando los contenidos y las formas de trabajar.
Los y las 100.000 docentes de Andalucía están haciendo un trabajo titánico durante las tres semanas que dura ya el confinamiento para que la suspensión de la docencia presencial no interrumpa el proceso de enseñanza-aprendizaje ante un panorama incierto (a día de hoy no hay garantías de cuándo se podrá volver a las aulas) sobre todo para el alumnado que termina ciclo y/o etapa.
Aunque la situación ha mejorado algo, el colapso de las plataformas virtuales de la propia Administración ha sido la tónica habitual en este primer período. La Administración ha dejado mucho que desear, contribuyendo en muchas ocasiones a fomentar la confusión con sus propias instrucciones, genéricas en exceso y muy deficientemente explicitadas, en muchos casos incrementando el nivel de incertidumbre y de estrés laboral de un profesorado, a menudo sobrepasado por la situación y el esfuerzo que está realizando. Así es el caso de la circular de 2 de abril sobre evaluación, que pareciera conminar al profesorado al envío masivo de correo postal a las familias del alumnado, práctica que parece poco coherente con la situación absolutamente excepcional que vivimos, cuando la mayor parte del contacto se ha venido produciendo por teléfono, whatsapp o correo electrónico, es decir, por los medios que el sentido común aconseja.
Por lo tanto la Administración debe confiar en su profesorado y, cuanto menos, no insinuar la menor sospecha sobre su profesionalidad, porque miles de estos y estas docentes, en muchas ocasiones sin apenas formación previa para la enseñanza online, se han formado a toda prisa. Desde USTEA creemos que la Administración, también desde las instrucciones que publica, debería contribuir a relajar el ambiente, trasladar certidumbres y aportar soluciones, pasando del discurso hueco y las exigencias burocráticas al apoyo firme y decidido a la labor docente.
Por ahora carecemos de datos fiables del porcentaje de nuestro alumnado que ha podido seguir con normalidad, desde el confinamiento en sus hogares, el proceso de enseñanza-aprendizaje ni mediante qué instrumentos. Desconocemos cuántas familias carecen de conexión y soportes informáticos o tienen la suficiente cultura digital para poder realizar determinadas tareas con un mínimo de competencia, sobre todo entre las capas más desfavorecidas de la sociedad andaluza. Este es otro gran reto de esta crisis: Debemos reasignar recursos y formación para superar la brecha digital, para que la escuela y otros entornos se puedan incorporar a la red con plenas garantías y, en cualquier caso, contribuyan a eliminar la desigualdad educativa, social y cultural de una parte de la población.
En Andalucía, a 3 de abril de 2020