Vicenç Navarro
Durante el anterior fin de semana, más de dos millones de ciudadanos procedentes de todos los pueblos que constituyen España confluyeron en Madrid (donde está la sede central del Estado español) para protestar contra un Estado que no les representa y que está imponiendo unas políticas públicas a la población que están dañando enormemente el bienestar y calidad de vida de las clases populares, sin que exista ningún mandato popular para que se realicen (puesto que no estaban en el programa electoral de los partidos gobernantes), y, por lo tanto, carentes de legitimidad democrática. Tales políticas de austeridad y reducción, cuando no eliminación, de derechos sociales, laborales y políticos, han respondido a las instrucciones de la Troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional), dominada por intereses financieros que configuran unas políticas que benefician predominantemente a la banca junto a otros establishments financieros, así como a grupos económicos, mediáticos y políticos que, en la práctica, gobiernan el país. El Manifiesto de estas marchas representa un documento de denuncia a este Estado, denuncia procedente predominantemente de las clases trabajadoras de las distintas partes del país que constituyen el eje de la España real, pluricéntrica, laica, democrática, con una diversidad social y nacional que la enriquece, unidas ahora frente a un Estado que domina y asfixia a los distintos pueblos de España.
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