El período que precedió a la COP21 dejó claramente en evidencia que esta COP sería única. La presidencia francesa, la Secretaría de la ONU, buena parte de los gobiernos e incluso muchos en la sociedad civil, estaban decididos a demostrar que los resultados de París serian “los mejores posibles”, y que su temida y probable falta de ambición no podía ser vista como algo negativo. Un acuerdo a nivel multilateral, se nos dijo, ya sería algo bastante bueno, teniendo en cuenta el contexto propenso a la guerra en que nos encontramos. Y en cierta medida es cierto. Contar con un acuerdo universal sobre el clima resulta clave. Pero este elemento positivo no es de ninguna forma suficiente para ser el único parámetro de la evaluación del acuerdo y no debe desviarnos de nuestra responsabilidad de educar y decir la verdad a nuestros afiliados, más allá de la propaganda mediática.
El movimiento sindical se movilizó de manera intensa, y mucho más que nunca antes, en torno al cambio climático en 2015: una semana de movilización y cabildeo, una cumbre sindical sobre clima y empleo, compromisos nacionales en el marco de la campaña SindicatosXelClima, docenas de eventos nacionales y sectoriales autónomos, agrupación masiva de coaliciones de la sociedad civil, record de participación en el día de acción por el clima, y la lista de acciones aún continúa.
Se trató en efecto de una movilización sin precedentes, apoyándose en demandas substantivas realizadas a los Gobiernos y al sistema multilateral desde hace años: la necesidad de ambición climática de manera que podamos proteger a las familias trabajadoras –“no habrá empleos en un planeta muerto”–, teniendo en cuenta que una transición hacia un mundo con cero emisiones de carbono no puede dejar atrás a los trabajadores y trabajadoras – Ha llegado el momento de una Transición Justa-. Más allá de los eslóganes, fuimos testigo de cómo más y más personas se involucraron y vimos una conexión real entre la justicia climática y el trabajo sindical. Este es el primer motivo por el que estamos orgullosos de la labor realizada.
En el presente informe se describen y se evalúan las expectativas sindicales respecto al acuerdo de París. Globalmente, cuando se estudia en detalle, hemos de aceptar que los compromisos sobre la mesa (sobre emisiones, sobre financiación) son inferiores a los necesarios para mantener la temperatura global controlada. Incluso los analistas más positivos admiten que el Acuerdo de París marca un compromiso que sólo podrá realizarse si se continúa la movilización y se ejercen presiones adicionales sobre los Gobiernos. Algunos piensan que para que la población mantenga e intensifique la movilización es necesario decirles que se han logrado progresos. Otros opinan que mostrar el acuerdo como un éxito podría llevar a la gente a pensar que el problema está resuelto. Los sindicatos se sitúan en distintas partes de este espectro. No obstante, todos están de acuerdo en que, más aún en 2016, no podemos abandonar nuestros esfuerzos para hacer del clima y de la transición justa una cuestión sindical.
Mas allá de eso, la COP21 ratificó por primera vez en un texto legalmente vinculante la conexión entre el mundo del trabajo y la acción climática: algo que no figuraba en la convención de clima y ahora se convierte en una herramienta suplementaria para que los sindicatos consigan un lugar en la mesa de discusiones sobre el clima a nivel nacional, sectorial o de empresa. El compromiso para con una transición justa que genere trabajo decente y de calidad, aunque aparezca en el preámbulo, recompensa el esfuerzo y la contribución del movimiento sindical a la lucha en defensa del clima.
Mucho queda por hacer ¿Cómo conseguir que el desarrollo industrial sea compatible con la política sobre el clima? ¿Cómo conectar nuestra lucha contra la desigualdad, y a favor del pleno empleo y el trabajo decente, con la necesidad de justicia climática? ¿Qué tan rápido empezarán los sindicatos a posicionarse en los debates nacionales con vistas a tener en cuenta las posibles repercusiones climáticas de algunas políticas económicas? Las sociedades están cambiando. No debemos contentarnos con seguir la corriente. Hemos de encabezar el cambio de manera que beneficie a los trabajadores y trabajadoras. Y en 2016 debe quedar claro que podemos hacerlo.
Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Informe final de la CSI
2 - febrero - 2016 Cambio climático | Sociopolítico