Desde USTEA queremos manifestar nuestra profunda preocupación ante el elevado número de pruebas invalidadas durante la primera parte de la fase de oposición, una situación que se ha producido en distintas provincias de Andalucía.

En diversas mesas técnicas mantenidas con la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, nuestro sindicato solicitó que no se procediera a la invalidación de exámenes por faltas de ortografía, instando a que se adoptara el protocolo seguido en otros territorios del Estado, donde dichas faltas se penalizan con una reducción máxima de dos puntos en la calificación, sin que ello conlleve la anulación de la prueba si se llega a la nota mínima de aprobado (5).

Desde USTEA entendemos que el proceso de oposición implica una elevada carga de presión y nerviosismo para las personas aspirantes, quienes deben resolver diversas prácticas y desarrollar un tema escrito en un tiempo limitado de cuatro horas y media, a la que hay que sumar la hora de presentación. Esta circunstancia provoca que, en ocasiones, no dispongan del tiempo necesario para revisar adecuadamente sus textos, lo que puede dar lugar a errores puntuales.

Consideramos fundamental diferenciar entre faltas ortográficas y simples erratas. Las erratas son errores involuntarios comunes incluso en documentos oficiales, y no deberían ser motivo de penalización grave. Hemos tenido constancia de correcciones en las que se ha sancionado la aparición aislada de una palabra mal escrita, a pesar de haber sido correctamente utilizada en numerosas ocasiones dentro del mismo examen. Por ejemplo, si en una prueba del área de Historia se escribe la palabra «medieval» correctamente en quince ocasiones y en una sola aparece como «medeval», debe entenderse como una errata y no como desconocimiento de la norma ortográfica.

Desde USTEA reiteramos nuestra firme oposición a esta medida, que está teniendo consecuencias desproporcionadas y está frustrando las aspiraciones profesionales de muchas personas opositoras, debido a errores menores derivados del estrés, las prisas y la exigencia del momento del examen.