Una vez más nos volvemos a enterar por los medios de comunicación de las decisiones que adopta nuestra Consejería de Educación y Deporte. Y no en una cuestión menor, sino en una de las decisiones más complicadas que afronta nuestro sistema educativo en los últimos tiempos, la de resolver cómo tratamos de darle continuidad al proceso de enseñanza y aprendizaje, con todas sus implicaciones en cuanto al aprovechamiento del curso, la evaluación, la promoción y la titulación del alumnado, la superación de las desigualdades en el acceso a la educación que está evidenciando y acrecentando la situación de confinamiento, etc.
La Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía se descuelga de los acuerdos adoptados en la Conferencia Sectorial de Educación celebrada entre el Mº del ramo y las Consejerías de las Comunidades Autónomas, aduciendo una falta de homogeneidad en algunos puntos sobre la promoción y la titulación del alumnado que pudiese provocar agravios comparativos. Una gota de agua en el océano de la desigualdad que viene provocando secularmente el desvío de fondos públicos a las empresas privadas que han hecho de la educación un negocio y una reserva de privilegios, una nimiedad si la comparamos con las desigualdades que provoca la pobreza, la discriminación, el aislamiento geográfico, la inmigración o la miseria cultural, por poner algunos ejemplos contra los que esta Consejería no se levanta abanderando la justicia y la redistribución de la riqueza.
Desde USTEA acusamos a esta Consejería de haber actuado con una deslealtad absoluta en pro de una estrategia de desgaste al contrincante político, un frente alimentado por intereses espúreos que pone de manifiesto la total falta de compromiso con la educación pública como herramienta para luchar contra las desigualdades y como derecho fundamental de las personas. Es desalentador comprobar cómo se manipulan los consensos obtenidos en las diferentes reuniones mantenidas por nuestra organización con la administración educativa, junto al resto de organizaciones sindicales de la Mesa Sectorial de Educación, y lo que venía siendo un foro de debate en el que tratábamos de encontrar soluciones a los retos que está planteando la pandemia al sistema educativo, se ha convertido en un parapeto mediático que justifica los desmanes del neoliberalismo en la educación. Es triste constatar que la anhelada unidad de acción de todos los agentes educativos tan necesaria en estos momentos, que nos obliga a aparcar diferencias y aunar esfuerzos generosos y sinceros, se deshace como un azucarillo en agua si aparecen objetivos políticos sectarios. Es indignante que argumentos clasistas y otras ruines razones de la apologética de los privilegios, den al traste con el primero y principal objetivo de la educación, procurar la formación y el desarrollo integral y equilibrado de las personas, lo que supone proporcionar conocimientos, sin duda, pero también adquirir habilidades y competencias, desarrollar actitudes positivas y procurar la felicidad.
En USTEA no llegamos a comprender que la falta de acuerdo en la cantidad de asignaturas suspensas para obtener determinado título pueda poner en peligro el interés común de minimizar las consecuencias nefastas del confinamiento, no entendemos cómo es posible evitar desigualdades abandonando los acuerdos colectivos. Valoramos como desprecio y desconfianza en el profesorado el hecho de exigir unos criterios comunes para evaluar al alumnado, más allá del propio criterio de ese profesorado que es quien mejor conoce a las alumnas y los alumnos. No hay mejor criterio común:, la profesionalidad de las y los docentes para determinar el progreso o el desfase de cada alumna o alumno, la conveniencia o no de pasar de curso y en qué condiciones, la capacidad para obtener un título o una determinada nota en unas circunstancias tan excepcionales como las que vivimos. Solo necesitamos confianza en el profesorado y proporcionar un marco jurídico que otorgue seguridad y certeza a sus decisiones.
Así no, señor Consejero, se ha quebrado la confianza en la acción compartida, no es creíble su discurso de compromiso para salir de esta situación sin dejar a nadie atrás, no nos vamos a prestar como escudo para la incompetencia o el capricho personal, no vamos a dar carta de naturaleza a sus ocurrencias ni dar validez pedagógica a fracasos estrepitosos y anunciados como el del Plan de refuerzo estival, que nos quieren vender ahora como panacea de esta crisis.
Vamos a estar vigilantes para tratar de mitigar los efectos de su gestión, porque ahora ya no cabe mutualizar las responsabilidades, serán todas suyas.