“El Parlamento de Andalucía insta al Consejo de Gobierno a estudiar la implantación de un proyecto piloto en cada provincia de Andalucía (CEIPSO) en el que se integren las etapas educativas de primaria, secundaria y el segundo ciclo de educación infantil en un solo centro de titularidad pública”
Otra nueva “Imbrodada”, parecen ocurrencias, pero no dan puntada sin hilo. De lo que se trata en realidad es de ahorrar en la dotación de recursos y profesorado por centros, como ya ocurre en los Semi-D.; esta estructura da más flexibilidad a la hora de organizar al profesorado y puede representar una vía de ahorro considerable, por varias razones:
1.- Porque el profesorado de Infantil y Primaria puede dar clase en el PRIMER ciclo de secundaria e incluso puede ser nombrado para todo el curso para secundaria, lo que representa un ahorro de unos 300€ mensuales en salario (aunque cobran algo más de 120€ extra por ello).
2.- Porque permite que las y los especialistas (educación física, música, inglés, francés…) puedan dar clase en los tres ámbitos: infantil, primaria y secundaria lo que facilita ajustar a la baja la dotación de docentes… cuanto más grande sea el centro mayor ahorro.
3.- Porque supone un ahorro en la gestión de la limpieza y el mantenimiento ya que los CEIP son limpiados y les hacen el mantenimiento cada ayuntamiento.
4.-La misma circustancia se produce en el caso de los gastos de electricidad y calefacción: los paga el ayuntamiento.
5.- Con un único equipo directivo tienen para todo, y eso es un buen ahorro en complementos salariales mensuales (mayores cuanto más grande es el centro) y también es un ahorro en horas de reducción por cargo directivo: por lo menos media jornada.
Todas estas cuestiones no solo pueden suponer un deterioro de las condiciones laborales de la profesión docente, si no que en ocasiones pueden repercutir negativamente en aspectos pedagógicos y educativos.
No tenemos una posición cerrada en contra de la cohabitación de los diversos niveles de la enseñanza en un mismo centro educativo. Al contrario, mantener una línea pedagógica a lo largo de toda la enseñanza básica puede ser un instrumento de mejora de la calidad educativa.
Asimismo sabemos reconocer el valor que puede tener para las familias y valoramos como extraordinarias algunas experiencias pedagógicas de las conocidas como “Escuelas Unitarias”. Tenemos ejemplos brillantes en la historia reciente de la Enseñanza Pública, llevados a cabo en el seno de los Movimientos de Renovación Pedagógica y en otros colectivos y organizaciones de profesorado, o pasando desapercibidos ante nuestras narices mientras garantizan la supervivencia de la Enseñanza Pública en no pocos lugares de la Andalucía rural.
También estimamos que estos contextos educativos albergan unos valores pedagógicos muy considerables y valiosos para la formación integral del alumnado. No obstante, encierran el peligro de convertirse en centros gueto o servir de coartada para crear y mantener centros de élite, con muchas limitaciones para poder acceder a según qué tipos de centros o condenados a la precariedad y el fracaso. Ya hemos visto volando los burros del neoliberalismo, que aplica criterios economicistas a la planificación educativa orillando las auténticas necesidades de la formación de las alumnas y los alumnos.
Es por estas razones precisamente que no pueden adoptarse medidas del calado de las contempladas en esta proposición, sin haber tenido previamente un debate en profundidad con todos los agentes de la comunidad educativa y garantizar en todos los casos que los fondos públicos se utilizan para la Enseñanza Pública, única garantía de una educación democrática en igualdad. Pero lo más grave es que estos no son ni los debates ni las medidas que la educación pública andaluza necesita urgentemente hacer. Por decirlo llanamente, esto no es otra cosa que marear la perdiz, cuando lo urgente y necesario es acabar con los recortes educativos, aumentar la inversión y salir del furgón de cola de todos los ránkings educativos a nivel del estado: gasto, resultados, etc…