LA IGUALDAD SE APRENDE, LA VIOLENCIA SE COMBATE

La violencia contra las mujeres no es solo un problema social: es el reflejo más cruel de una estructura patriarcal que atraviesa fronteras, ideologías y continentes. Desde la escuela lo vemos, lo sentimos y lo denunciamos. Porque educar es un acto político y transformador, y porque, sin educación feminista no hay igualdad real ni paz posible.

Las guerras son el rostro más extremo de la violencia machista. En todos los rincones del mundo —Palestina, Congo, Sudán, Afganistán, Myanmar, Yemen, Ucrania, Haití o Irán— las mujeres sufren violencias específicas: violaciones sistemáticas, esclavitud sexual, desplazamientos forzados, trata y explotación. Son cuidadoras, madres, refugiadas, supervivientes, pero sobre todo, son mujeres cuyos cuerpos se convierten en armas de guerra.

ONU Mujeres alertó de que en 2024 había 676 millones de mujeres y niñas expuestas a conflictos armados, la cifra más alta en décadas. En Gaza, en 2025, 7 de cada 10 mujeres asesinadas murieron a causa de bombardeos y ataques militares. Sus vidas son silenciadas y sus derechos arrebatados.

Pero no hace falta una guerra para hablar de violencia machista. También en nuestra sociedad, en nuestras calles, en nuestras aulas, las mujeres y niñas siguen siendo agredidas, discriminadas y asesinadas. En el Estado español, a 18 de noviembre de 2025, 79 mujeres habían sido asesinadas por violencia machista.

Frente a esta realidad, escuela y docentes tenemos una responsabilidad y un poder transformador. La violencia machista no empieza en un golpe; empieza mucho antes, en los estereotipos, en los roles de género, en machismos cotidianos, en los silencios o en los chistes que normalizan la desigualdad. Y ahí es donde la educación debe intervenir: desde la prevención, desde la coeducación, desde el feminismo.

La escuela como espacio de resistencia y transformación

La escuela es el primer espacio social donde se construyen conciencia, valores y ciudadanía. Por ello, exigimos que:

• Se garantice una educación feminista en todas las etapas educativas, desde Infantil hasta Bachillerato, FP y enseñanzas de régimes especial.
  
• Se incorpore de forma obligatoria y evaluable la coeducación, la igualdad de género y la prevención de violencias machistas en todas las áreas y currículos.
  
• Se dote a los centros educativos de formación, recursos humanos y materiales específicos para trabajar la prevención desde las aulas.
  
• Se reconozca el papel del profesorado como agente clave para garantizar una ciudadanía igualitaria, crítica y libre de violencias patriarcales.
  

No podemos educar en igualdad si la igualdad no tiene presupuesto, formación ni respaldo institucional. Las leyes existen —LOMLOE, Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, Ley de Igualdad (3/2007) y en Andalucía la Ley 7/2018 para la Promoción de la Igualdad de Género en Educación—, pero siguen siendo papel mojado sin recursos, compromiso político ni voluntad real de transformación.

EDUCAMOS EN IGUALDAD: LA IGUALDAD SE APRENDE, LA VIOLENCIA SE COMBATE

La igualdad no es una idea: se enseña, se practica, se aprende y se defiende. Por eso, desde las aulas:

• Trabajamos la empatía, el respeto y la sororidad.
  
• Visibilizamos a las mujeres silenciadas por la historia, la ciencia, la literatura o las guerras.
  
• Promovemos masculinidades igualitarias, críticas y no violentas.
  
• Enseñamos a identificar, nombrar y combatir todas las formas de violencia machista: física, psicológica, digital, simbólica, económica, institucional o sexual.
  
• Fomentamos una escuela libre de sexismo, LGTBIfobia, racismo y discriminación.
  

Cada aula, cada centro, cada docente puede ser una trinchera contra el machismo y un refugio para la igualdad.
Porque la igualdad se aprende, y la violencia se combate. Y empieza aquí, en nuestras escuelas.

Desde USTEA seguimos denunciando todas las formas de violencia contra las mujeres, estén donde estén. Seguiremos luchando dentro y fuera de las aulas hasta que ni una mujer más sea asesinada, silenciada o invisibilizada.

Hasta que la igualdad sea ley, vida y escuela.

Propuestas didácticas:

Boletín de coeducación: Léelo