Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, desde USTEA queremos alzar la voz para recordar que la salud mental es un derecho fundamental, también dentro de nuestros centros educativos. No puede seguir siendo una asignatura pendiente del sistema educativo andaluz.

La realidad de nuestras aulas evidencia que la salud mental de alumnado y profesorado se ve afectada por ratios elevadas, falta de recursos especializados, sobrecarga laboral y carencia de formación específica. USTEA viene denunciando desde hace años esta situación, reclamando una respuesta estructural, estable y con financiación suficiente.

El profesorado vive un aumento de la presión y el agotamiento emocional, mientras que el alumnado afronta problemas de ansiedad, aislamiento y estrés derivados de la incertidumbre social y la falta de apoyo en los centros. Las consecuencias de la pandemia, la precarización educativa y la desatención institucional agravan una problemática que no puede afrontarse con medidas simbólicas ni programas temporales.

Desde una perspectiva interseccional, recordamos que la salud mental se ve especialmente afectada por las desigualdades de género, la violencia machista, la discriminación LGTBIQ+, el racismo y la exclusión. Cuidar la salud mental implica también educar en igualdad, diversidad y respeto, poniendo la vida y los cuidados en el centro del modelo educativo.

Por ello, USTEA exige:

• Incorporar profesionales de orientación y salud mental en todos los centros públicos andaluces, con ratios adecuadas.
• Reducir la masificación de las aulas y mejorar las condiciones laborales del profesorado.
• Garantizar formación obligatoria y continua sobre salud mental, igualdad y diversidad.
• Consolidar un Programa Andaluz de Bienestar Emocional con recursos estables y permanentes.
• Integrar la perspectiva de derechos humanos en todas las políticas educativas.
• Promover la prevención, el cuidado colectivo y la participación real de toda la comunidad educativa.

La escuela andaluza debe ser un espacio de cuidado, de escucha y de justicia emocional. Sin salud mental, no hay educación de calidad. Sin bienestar emocional, no hay aprendizaje libre ni transformador.

Reiteramos nuestro compromiso con una educación pública andaluza, diversa y saludable, que ponga en el centro a las personas que la hacen posible.