El Día Mundial de la Salud Mental se celebra anualmente el 10 de octubre desde el año 1992 con el objetivo de concienciar acerca de los problemas de salud mental en todo el mundo, una conmemoración que surge a iniciativa de la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés)
La salud mental en Andalucía es una de las grandes preocupaciones que tenemos en nuestra sociedad, también en el ámbito educativo. Tras una historia de silenciamiento histórico, unos estereotipos falsos en todos los ámbitos, donde muchas personas han sufrido un señalamiento que no ha puesto de relieve el problema.
Este problema hoy se empieza a visibilizar en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, la salud mental es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo. En Andalucía, apenas contamos con profesionales ni recursos para atender una necesidad clamorosa de toda la comunidad educativa.
La infancia y adolescencia son etapas en las que la salud mental es un elemento primordial a tener en cuenta para un desarrollo integral de nuestro alumnado, en el que la pandemia ha dejado una huella muy importante, particularmente entre el alumnado más vulnerable. El profesorado está sometido a una enorme presión, con clases masificadas en las que es imposible atender a nuestras alumnas y alumnos como nos gustaría y se merecen, un déficit crónico de recursos materiales que dificulta nuestra labor, la presión social de cubrir en los centros educativos las carencias a las que no llegan otros ámbitos y una sobrecarga de trabajo burocrático que están llevando al profesorado a trabajar en unas condiciones que ponen en riesgo su salud física y mental.
Hoy en día, la salud mental de la comunidad educativa andaluza está completamente desatendida y tan solo reflejada en el muy deficiente Programa de Bienestar Emocional. Este programa cuenta con tan solo de Orientación Educativa para toda Andalucía 19 profesionales ( 3 menos que el año pasado), cuya contratación se financia con fondos europeos. Desde USTEA señalamos que una cuestión tan importante como la salud mental del alumnado y la educación, no puede depender de las “limosnas” anuales de fondos externos. Es la Junta de Andalucía la que debe tener un programa propio de financiación para mejorar este aspecto.
Además, según marca la legislación estatal vigente, los centros educativos deben contar con un coordinador o coordinadora de bienestar y protección del alumnado. En Andalucía, estas funciones recaen en la persona que ostenta la coordinación del Plan de Convivencia o en cualquier otro miembro del claustro. Es decir que, en Andalucía, la salud mental y el bienestar emocional de la comunidad educativa recae sobre 22 profesionales de Orientación financiados por el por el Ministerio y, más aún, sobre el profesorado de unos claustros ya sobrecargados de trabajo y responsabilidades, sin ninguna contrapartida.
USTEA reclama al gobierno de la Junta de Andalucía y a su Consejería de Desarrollo Educativo y FP:
- Profesionales de Orientación Educativa en todos los centros educativos públicos y por cada 250 alumnos y alumnas
- Bajada de ratio en todos los niveles educativos que permitan una educación de calidad, atención a la diversidad y un tratamiento personalizado de nuestro alumnado que nos permita identificar cualquier signo de alerta en relación con la salud mental y con cualquier otra dificultad de nuestro alumnado
- Formación específica al profesorado sobre salud mental, en horario laboral y sin que suponga una ampliación de nuestro tiempo de dedicación
- Un verdadero programa de salud mental y bienestar emocional, con la financiación y los recursos suficientes para su desarrollo integral a largo plazo